El encendedor de bolsillo es un accesorio indispensable entre los fumadores que debe funcionar correctamente, tener un buen rendimiento y sobre todo ser seguro. Es un producto de uso diario que no es inocuo y por ello debe responder a los más altos estándares de fiabilidad y funcionamiento. Los encendedores deben ser fabricados y comercializados por una empresa solvente que garantice una serie de especificaciones técnicas para su correcto funcionamiento y seguridad de uso. Es el caso de los encendedores BIC®.
Es por ello que los encendedores están sujetos a normas internacionales de seguridad. Una de ellas es la ISO 9994 que define especificaciones sobre la altura máxima de la llama o la resistencia a temperaturas elevadas, entre otras especificaciones. Desde hace diez años también es necesario que cumplan la normativa europea EN13869, incluyendo un dispositivo que dificulte el encendido por parte de un niño. Esta norma, de acuerdo con su última modificación (mayo de 2017), establece que los encendedores electrónicos deben mantener, como mínimo, una fuerza mecánica de activación de 42N (Newtons) durante toda su vida útil.
Un encendedor es un objeto que guarda en su depósito gas en estado líquido. Dispone de una rueda que, cuando se hace girar en fricción con la piedra, hace saltar la chispa. Al apretar el pulsador casi al mismo tiempo, sale el gas –que ya está en estado gaseoso al cambiar las condiciones de presión y temperatura– que combustiona, apareciendo la llama. Para que todo este proceso, en apariencia simple, funcione y sea seguro, se requiere de un proceso de fabricación que cumpla con la normativa y que incluya controles de seguridad.
Los fabricantes y distribuidores tienen la enorme responsabilidad de poner a la venta productos de confianza. Un ejemplo de encendedor de calidad son los BIC®, que están fabricados cumpliendo con losestándares más estrictos de seguridad y durabilidad, sobrepasando intencionadamente las exigencias mínimas establecidas en las normas. BIC® realiza un proceso de fabricación integrado –desde la concepción de los moldes, máquinas y herramientas hasta la línea de montaje y el producto final– y somete a sus encendedores a más de 50 controles automáticos que después se refuerzan con controles de un operador especializado. Es la forma de poder garantizar que el producto que llega a manos del consumidor funcionará bien y será seguro.