Organizado por Arbilis, la organización científica independiente de Bulgaria y patrocinado por Philip Morris en esta ocasión, se ha celebrado de manera telemática el webinar “Preguntas y respuestas sobre los cigarrillos electrónicos: los expertos toman la palabra”, en el que se ha presentado información fiable sobre la naturaleza y el efecto de los cigarrillos electrónicos en el cuerpo de los consumidores, fumadores adultos que de otro modo seguirían fumando.
El objetivo del seminario ha sido combinar la información fiable disponible, basada en la experiencia de profesionales en el campo y hechos científicos, el resultado de muchos años de ensayos clínicos e investigaciones independientes y presentarla a la opinión pública. Para ello se ha invitado a destacados profesionales sanitarios y médicos búlgaros y extranjeros para que compartan información útil y actual sobre la categoría de los cigarrillos electrónicos.
Los expertos han presentado información detallada sobre la categoría de cigarrillos electrónicos y su potencial para reducir el daño del tabaquismo, los tipos de cigarrillos electrónicos y las diferencias entre ellos –sistema abierto y cerrado– y, sobre todo, datos médicos y de investigación independientes más recientes sobre efectos sobre la salud de su uso.
El seminario estuvo presentado y dirigido por Borislav Georgiev, jefe de cardiología clínica en el Hospital Nacional de cardiología de Sofía (Bulgaria), quien ha señalado que “los productos sin humo llegan a un gran número de fumadores que están buscando alternativas de menor riesgo, comparadas con los cigarrillos tradicionales. Por eso es importante que tengan acceso estos usuarios y la sociedad en su conjunto a una información precisa, clara y veraz sobre estos productos”.
Durante su intervención ha explicado que “el humo es lo que reduce la esperanza de vida de los fumadores entre 10-15 años. Sabemos que el humo del cigarrillo contiene numerosos compuestos dañinos, cientos de los cuales son tóxicos y al menos 69 son carcinogénicos. En el pasado se pensaba que era la nicotina la causa de los problemas, pero ahora se sabe que los culpables son el monóxido de carbono, el benzopireno y las glicoproteínas que se encuentran en el humo del tabaco”.
Borislav Georgiev ha asegurado que un mayor número de cigarrillos al día está asociado con frecuentes enfermedades pulmonares y que incluso cuando alguien deja de fumar, “nunca se puede reducir el riesgo a los niveles de alguien que nunca ha fumado: 10 años después de dejar de fumar seguirá existiendo algún riesgo residual asociado al tabaco”. Fue tajante al decir que tampoco se reduce el riesgo con menos cigarrillos consumidos. “El riesgo solo se reduce cuando se deja de fumar completamente”.
Respecto a los cigarrillos electrónicos ha dicho que no se generan la mayoría de los componentes que se encuentran en el humo del cigarrillo. “Los principales componentes de los ecigs son el propilenglicol, la glicerina vegetal, la nicotina y los sabores. Estas sustancias pueden también causar efectos adversos en el sistema cardiovascular”. Y ha explicado que “hay diferentes estimaciones de la reducción del riesgo, pero según el Public Health England, los cigarrillos electrónicos son un 95% más seguros, en comparación con fumar”.
Y ha expuesto que aunque los e-cigs son mucho menos dañinos, “la sociedad europea de cardiología avisó que pueden causar rigidez arterial y tener efectos en la disfunción endotelial, pero un efecto mucho menor en comparación con los cigarrillos. También pueden aumentar el ritmo cardiaco debido a la nicotina, pero las NRT (Terapias de sustitución de nicotina) también provocan lo mismo: pueden incrementar la presión sanguínea. Por tanto, los ecigs son una alternativa para aquellos fumadores que no pueden dejar de fumar y deben usarlo como un primer paso para la cesación completa”.
Por su parte, Peter Harper, ex jefe de oncología del Hospital Guy’s, King’s y St. Thomas, en Londres, ha asegurado durante su ponencia sobre la reducción del daño y el papel de los cigarrillos electrónicos que “como doctores debemos aceptar que cierto nivel de malas decisiones es inevitable y por ello debemos establecer un objetivo y minimizar los daños y lo estamos haciendo como países. Así que, frente a conducir rápido, integras un cinturón de seguridad, airbags… para hacer el coche más seguro. Si quieres tomar el sol, tiene protector solar, ¿Por qué no ocurre lo mismo con el tabaco?”. Harper ha señalado que el ranking de los últimos 20 años de los factores de riesgo de cáncer, a nivel global en todas las edades, sigue estando encabezado por el hábito de fumar, como factor de riesgo comportamental.
En este sentido, ha dicho que “quemar tabaco es lo que libera el humo, que contiene 6.000 componentes químicos y partículas ultrafinas, 93 de los cuales están identificas por la FDA (Food and Drug Administration) como componentes nocivos y dañinos. De ellos casi 80 son carcinógenos o potencialmente carcinógenos”. “Dejar de fumar es la mejor opción y no voy a cambiar esto nunca.
Pero dejarlo es muy difícil: todo el mundo recomienda dejar de fumar especialmente en los casos de cáncer, pero el 64% de los pacientes de cáncer siguen fumando, así que aún con cáncer hay fumadores que no pueden dejarlo”. Ha afirmado que la innovación de alternativas menos dañinas podría jugar un papel en la reducción del daño. “Estoy hablando dereducción del daño, no digo ‘cero riesgo’, digo ‘menos riesgo’. La temperatura de los e-cig está controlada para ser mucho menor de la que provoca la combustión, por lo que produce muchos menos policarbonos de los que emite el humo del cigarrillo”.
Sobre el informe del Public Health of England, de febrero de 2021, ha explicado que la evidencia muestra que vapear es una de las ayudas disponibles más efectivas para dejar de fumar, pero que los fumadores están evitando el uso de e-cig para dejar el hábito debido a los miedos exagerados sobre el daño del vapeo. “Los medios están comunicando informaciones erróneas”, ha expuesto.
Y ha resaltado que, de acuerdo con el informe, en 2017 más de 50.000 fumadores, que de otro modo seguirían fumando, dejaron el hábito con ayuda de los e-cig; que en 2019 el vapeo entre los ex fumadores se estancó; que entre 2015 y 2020 la percepción del daño del vapeo está cambiando en la población joven; y que la proporción de quienes pensaba que el vapeo era menos dañino que fumar cayó del 67% al 43%.
Preguntas y respuestas
Tras las intervenciones se abrió un turno de preguntas en el que han podido intervenir los asistentes al encuentro, que se ha podido seguir desde 20 países. Así, a la pregunta de cómo pueden estar los fumadores adultos motivados para cambiar a las alternativas si no pueden dejar de fumar, el doctor Harper ha señalado que “la gente necesita oírlo de los doctores y no de la industria: que todo parece mostrar que las alternativas son menos dañinas. Lo mejor es que se deje de fumar, siempre lo diremos, pero si tienen problemas en dejarlo, las alternativas son menos dañinas a corto plazo, seguro, y creemos que a largo plazo también”.
Sobre el efecto de los e-cigs en la gente del entorno, se preguntó al catedrático González Ureña sobre si es ésta la base del potencial de estos dispositivos para mejorar la salud pública. “Los Gobiernos necesitan tomar en serio las evidencias científicas sobre reducción del daño. Ésta es la forma de avanzar, no sólo pensando en los usuarios activos, sino también en los pasivos”, contestó. Y añadió que “las consecuencias de cambiar a estas alternativas se traducen en millones de euros, porque todos lo que siguen fumando cigarrillos tradicionales aumentan el presupuesto para el sistema de salud pública. Por lo que, no sólo es un problema de sanitario, sino también económico”.
Por su parte, el doctor Harper ha afirmado en relación a este asunto de la exposición pasiva que “es mucho más probable que la polución te cause más problemas que el aerosol del e-cig”. Lo que ha sido complementado por González Ureña exponiendo que “hemos llevado a cabo algunos experimentos aquí en Madrid, cogiendo los gases producidos por el tráfico en una calle normal y la comparamos con el aerosol de los e-cig y concluimos que si caminas por una calle de la ciudad estás expuesto a más tóxicos, de lo que estás si te encuentras en frente de alguien que consume un e-cig”.