Las últimas reuniones del ministro de Sanidad, Salvador Illa, con las diferentes organizaciones antitabaco en España se han resuelto con una batería de posibles medidas que se implantarán el año que viene con el objetivo de limitar el consumo de tabaco, como siempre, a cualquier precio.
El Ministerio de Sanidad vuelve a reunirse con el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), abordando distintos temas relacionados con la ley de tabaquismo en España dejando de lado, una vez más, a los distintos representantes de la cadena de valor del sector del tabaco.
Esta reunión que, como de costumbre obvió la crisis que atraviesan las expendedurías, el tema de conversación se centró especialmente en “limitar el consumo de tabaco en nuestro país”, incluyendo también todos los productos de nuevo desarrollo: tanto los de tabaco calentado como los vapeadores.
Según Illa, el hecho de fumar o vapear se ha convertido en el “primer problema de salud pública en España”. Teniendo en cuenta que estamos sufriendo una pandemia mundial sin precedentes, afirmar que el tabaco es un problema vital es cuanto menos un comentario tremendamente desafortunado. Y lo peor de todo es que esto no solo se queda en titulares de prensa, sino que afecta a los propios estanqueros. ¿Se han parado a pensar qué sucedería con las numerosas familias que se encuentran detrás de un estanco? Obviamente, no.
Estos negocios, recordemos, generan un ingreso de 12.500 millones de euros aproximadamente según los datos del Comisionado para el Mercado de Tabacos. De esta cantidad, 9.400 millones de euros van destinados íntegramente al Estado español convirtiendo este monopolio en uno de los más importantes e imprescindibles de este país. ¿Se ha olvidado el señor Illa de este dato? ¿Por qué no aparte de hiperregular, más si sabe, el mercado de tabacos, toma medidas para garantizar la sostenibilidad de los estancos?
Por otro lado y, esto afecta al resto del Gobierno, en especial a Hacienda, la única medida de apoyo que se ha aplicado durante estos meses ha sido la del crédito ICO y el aplazamiento del canon concesional. Que se destinen diez mil millones de euros para grandes empresas y la otra mitad para las pymes y autónomos no es que sea la panacea a este problema sumando, además, que la mayoría de los estanqueros no han podido aplazar la cuota de autónomos.
En cuanto al aplazamiento del canon concesional, no fue una decisión premeditada, sino que se debió más bien a la incapacidad del propio Comisionado para el Mercado de tabacos. Esto se debe, básicamente, a que la adaptación tecnológica del órgano es inexistente.
Las medidas que Sanidad pretende implantar
El ministro de Sanidad, tras su reunión, ha insistido en que es necesario aumentar los espacios libres de humo, la regulación de publicidad, promoción y patrocinio y la implantación de un etiquetado neutro. Con ello, el presidente de la CNPT, Andrés Zamorano, asegura estar de acuerdo con estas medidas y reclama algunas mucho más restrictivas.
Por otro lado, si tenemos en cuenta el efecto catastrófico del COVID19 en las ventas de los estancos y sumamos esta batería de nuevas medidas, el panorama para los titulares de los estancos es desolador y, el de los contrabandistas, prometedor. Por ejemplo, catalogar a las terrazas de los bares -único espacio hasta ahora habilitado para fumadores- como lugar libre de humo no haría más que hundir al segundo canal y, por ende, a las marcas fabricantes de máquinas expendedoras.
Como ya hemos comentado anteriormente, los cigarros electrónicos también se han convertido en el objetivo del Gobierno, por ser “una nueva manera de fumar”.
El problema de esto, es que debido a la posibilidad de implantar estas medidas en nuestro país, es cómo las ventas seguirán disminuyendo en el sector. Ya hay datos de cómo la facturación de cada estanco ha bajado más de un 40% en muchos puntos de nuestro país.
La estrategia del Gobierno pasa por no tener en cuenta a los estancos y las diferentes asociaciones que conforman la cadena de valor del sector del tabaco. Es más, su estrategia, como viene siendo habitual, es la de demonizar la labor de un sector que se mantuvo abierto durante los peores meses de la pandemia dando un servicio fundamental a los ciudadanos. Todavía estamos esperando una muestra de agradecimiento que, sabemos, nunca llegará. Al menos nos queda afrontar esta situación unidos.