Simpática, nos recibió con una amplia sonrisa. Vivaz, empática y a la vez muy reservada. Elena es como ella se define, “estanquera de toda la vida, esposa, madre y abuela muy orgullosa”. Lleva más de 30 años compatibilizando su trabajo en la gestión del estanco en Guadalajara, ciudad en la que reside, su activa participación en asociaciones de estanqueros y su vida personal. Considera que su familia es su única y excluyente referente. Primera mujer en presidir la Unión de Asociaciones de Estanqueros de España. Lo hace y muy bien, desde 2018.
Elena, ¿cómo fue que te hiciste con el estanco?
El estanco era de mi padre y yo me he criado en él. He trabajado en él desde muy joven y luego pasé a gestionarlo yo misma.
A día de hoy, ¿compartes la gestión del estanco con algún miembro de la familia?
La gestión del estanco, como no puede ser de otro modo, es mía. Pero mi marido, desde siempre, y mi hija, desde hace unos años, trabajan en el estanco conmigo. Gracias a su apoyo puedo compatibilizar mis dos vertientes profesionales, mi labor como estanquera y mis responsabilidades como presidenta de la Unión de Estanqueros.
¿Qué ha ido cambiando en la gestión del estanco a lo largo de los años?
En mi opinión, el principal cambio que se ha producido, y sigue produciéndose en el estanco en los últimos años, es la evolución de expendedores a comerciantes. Hoy el estanquero tiene que estar atento a las demandas de sus clientes, a sus necesidades y ser capaz de darle atención y servicios, más allá de la venta de la cajetilla de cigarrillos.
¿Qué es lo que más te apetece de ser trabajadora autónoma? ¿Y lo que menos?
Ser autónoma te concede la libertad de tomar decisiones para lo bueno y para lo malo en tu empresa. En lo negativo, la escasa cobertura social y lo poco valorados que estamos los autónomos, independientemente del sector.
¿Cómo fue tu experiencia durante la pandemia?
La pandemia apenas tuvo impacto en mi día a día. Los estancos seguimos abiertos y la Unión de Estanqueros, gracias a su eficaz adaptación al teletrabajo, mantuvo su funcionamiento como si nada estuviera pasando. Apenas hubo que hacer algunos ajustes que vinieron en forma de turnos para atender el estanco y minimizar riesgos de contagio y en una mayor dedicación a los mayores de la familia. Como mujer que elude las quejas, minimiza el impacto que le produjo la crisis de Covid-19. Sin embargo, reaccionó inmediatamente apenas decretado el confinamiento y, se animó a dar un mensaje de unidad a los estanqueros, ante tanto desconcierto: “Es momento de arrimar el hombro, de colaborar, de aportar. Todos estamos juntos en esta crisis, y sólo si sabemos mantenernos así, saldremos a flote…lo importante es que salgamos sanos y salvo de esta pandemia y, con el compromiso de todos, tenemos mas posibilidades de conseguirlo”( *) .
Me gustaría que nos relates tu experiencia en la conciliación. ¿Cómo has hecho para conciliar trabajo, vida familiar y personal?
Mi trabajo y mi familia están directamente conectados. Yo he crecido en el estanco y mis hijas también. Mi marido ha sido un pilar básico en mi vida, sin el que hoy no estaría donde estoy. Mi labor asociativa, la gestión del estanco, mi vida personal y mi tiempo de ocio se combinan perfectamente dejando paso uno al otro sin problema. Es cierto que en algunos momentos mi implicación en el mundo del estanco va un poco más allá de lo previsto, pero para eso tengo a mi marido, mis hijas y mis nietos, que me recuerdan que están ahí y que me necesitan. Gracias a mi red familiar, no he tenido muchas dificultades en este sentido, pero creo que dialogando y comunicando se puede superar todo.
Tienes una intensa actividad gremial… ¿cómo ves el liderazgo femenino en el sector? ¿Crees que en el sector hay conciencia de los beneficios que tiene para el negocio la igualdad y la diversidad?
El estanco, durante años, ha sido un negocio gestionado por mujeres mayoritariamente. Con el paso de los años la presencia femenina se ha reducido algo, pero sigue siendo muy importante. Según un reciente estudio de KPMG, el 73% de los trabajadores asalariados en estancos son mujeres. En cuanto al liderazgo femenino en el sector, desde mi punto de vista goza de buena salud. Valga como ejemplo que hace bien poco la Presidencia del Comisionado para el Mercado de Tabacos la ostentaba una mujer; la Mesa del Tabaco, en estos momentos está liderada por una mujer; en las tabaqueras la mujer está al mejor nivel; y, en los estancos, soy la primera mujer que alcanza la Presidencia de la Unión de Estanqueros. Puede que haya aspectos que revisar, pero creo que, en el sector del tabaco, en general, la mujer goza de una buena situación y, sin duda, se dan las condiciones para que vaya a mejor.
¿Cómo crees que se puede lograr o que medidas se deben tomar para lograr igualar puestos de trabajo de responsabilidad?
Entendiendo esto como que tanto hombres como mujeres deben estar preparados y cualificados para desempeñar un cargo de liderazgo a ocupar, que permita a las mujeres perforar el techo de cristal, reducir la brecha salarial, etc… Creo que es algo que está llegando de forma natural, sin necesidad de forzar nada. Hace años que las mujeres cuentan con una magnífica formación y la mejor actitud para avanzar en el mundo profesional. Puede que aún haya algún matiz que arreglar, pero, en mi opinión, se dan las circunstancias para que vayamos ocupando el espacio que nos corresponde sin necesidad de empujar a nadie, por derecho propio.
Como representante del sector ¿recibes reclamos para que se gestione la diversidad e igualdad?
Como te comentaba, en nuestro sector, al menos en el estanco, la mujer está muy bien posicionada. El estanco es una concesión a una persona y, por tanto, la mujer expendedora es dueña y responsable de su estanco en el más amplio sentido. Por tanto, el estanco es, por sus propias características, un espacio en el que la diversidad e igualdad se dan por sí mismas. Y aquí me gustaría hacer un pequeño inciso: tenemos que apostar por nosotras, hacernos valer y apoyarnos. A menudo veo situaciones en las que se pone de manifiesto que nuestro peor enemigo somos nosotras mismas.
Con la llegada de Elena, la Unión de Estanqueros inició una nueva etapa. Con su gestión, es la primera vez en la historia de la organización, que el equipo directivo tiene una formación paritaria, con igual número de hombres y mujeres. ¿Casualidad o causalidad? No lo sabemos, pero la impronta femenina de su conducción se ha puesto de manifiesto desde que ocupó ese prestigioso lugar.
¿Crees en el uso del lenguaje inclusivo como herramienta para fomentar la igualdad y la diversidad?
Creo más bien en evitar el lenguaje que esconde intenciones excluyentes. Al llegar al cargo hubo quien insistió en que era incorrecto usar la palabra presidenta cuando el diccionario de la Real Academia Española incluye la palabra desde hace más de 200 años. En mi opinión, esa utilización malintencionada de las palabras es la que marca lo excluyente del lenguaje y no se consigue que sea más inclusivo insistiendo en utilizar “estanqueros y estanqueras” en cada frase.
¿Cuáles han sido los referentes que te han inspirado a lo largo de tu vida?
Sin ninguna duda, mi familia. Primero, mis padres, que me transmitieron siempre un mensaje de igualdad. Ambos estaban al mismo nivel en la toma de decisiones, cada uno en su estilo. Durante toda su vida gestionaron diferentes negocios y tomaban decisiones indistintamente una y otro. Después, con mi marido, se ha repetido el mismo modelo: él siempre ha sido mi gran apoyo y las decisiones las hemos ido tomando los dos siempre pensando en lo mejor tanto para nuestro hogar, como para nuestro negocio.
¿Tienes alguna mujer pública que fue tu referente de niña?
No he tenido ningún referente público porque no lo he necesitado: lo tenía en casa.