María Ángeles Torregrosa Arróniz es pura sonrisa. Pero también es la quinta generación de estanqueras mujeres que regenta la expendeduría número 54 del Barrio de La Florida de Alicante. Y aunque sus hobbies son pasear por la playa y los deportes acuáticos, su verdadera pasión es el estanco, en el que está desde hace más de 24 años.
Con su tono vivaz nos cuenta: “Los fundadores de la expendeduría fueron mis tatarabuelos, en 1903. Si bien el primer titular fue un hombre, Juan Sánchez García, por las circunstancias del momento lo regentaba mi tatarabuela, Dolores, cuando las mujeres tenían restringidos muchos derechos fundamentales y no podían ser titulares de expendedurías”.. Así, el estanco pasó de los fundadores a una hija de ambos, quien a su vez lo transmitió a una sobrina suya, Josefa Sánchez García, que dirigió el estanco durante 29 años. La próxima titular de la expendeduría fue Juana Hernández Rojas, que regenta el negocio durante 21 años y es con esta última con quien María Ángeles empieza su historia en el estanco.
María Ángeles, ¿cómo fue que empezaste a trabajar en el estanco?
Yo estaba trabajando en otro lugar: era administrativa en la Seguridad Social. Pero conocía el estanco de pequeña y venía siempre a comprar.
¿Cómo has hecho para conciliar vida familia, personal y laboral?
Pues sobre todo con la ayuda de mi marido. Entonces, nos fuimos organizando, día a día, como se podía. Cuando no se podía, alguna amiga nos echaba una mano. Mi madre también, pero le constaba un poquito más, porque cuidaba a mis abuelos que eran muy mayores. Pero a veces recogía a Desirée y se quedaba con ella. Ella iba a un colegio y muchas veces entraba antes para yo poder venir a abrir. Los padres que empezábamos nuestro trabajo muy temprano podíamos dejar a los niños antes de empezar nuestras labores.
Hace poco más de 10 años que te has convertido en la titular por adquisición del estanco. Ahora que te has convertido en una auténtica trabajadora autónoma, ¿hay más flexibilidad en el trabajo autónomo o eso es un mito?
Ninguna flexibilidad (risas). El estanco poco a poco se transformó en una casa para nosotros, de hecho encontré a la anterior dueña súper ago biada porque la chica que tenía se había dado de baja. Y le dije “chica, no te agobies, que yo entro un momento y voy recogiendo las papeleras y esto”. Y entonces la dueña me dijo “mira, lo mejor es que sigas aquí conmigo y se queda esto en familia”. Y como yo soy del barrio y todo el mundo me conoce, pues muy bien.
Hablas con pasión del estanco… ¿Qué ha sido lo que te ha atraído tanto de esta actividad?
Pues que a mí me gusta estar con la gente. Esto está hecho para mí. El trabajo me gusta y me identifico mucho. Entra cualquier persona de aquí y, como soy del barrio, de toda la vida de aquí, sé perfectamente lo que me pide. Es algo como si fuera tu casa.
¿Quiénes son las personas que forman el equipo de trabajo de la expendeduría?
Se ha incorporado Desirée, mi única hija, quien gestiona la parcela administrativa y comercial, ya que como he comentado anteriormente estoy enfocada más en la atención al cliente. También nos ayuda en nuestras actividades nuestra compañera Tania. Y también está mi marido Eugenio en toda la parte comercial. Tengo una cocina y nosotros venimos a las 7:30 de la mañana y comemos aquí y todo. No nos vamos a casa ni nada y estamos aquí permanente. De todas formas, cuando era empleada me lo tomaba así. Pero hombre, sí que me cambió la vida porque ahora es mío y es distinto. Pero también cuando era empleada me lo tomaba igual que ahora. Hacía prácticamente las mismas cosas. Ahora más porque lo llevamos a nuestra forma. Tenemos más trabajo, otras cosas… A esta altura de la entrevista se nos une Desirée Agorreta, la 6a generación de mujeres en este tradicional estanco alicantino.
Desirée, ¿qué dificultades encuentras tú al trabajo autónomo?
La cuota de autónomas es demasiado alta. La cambiaría como para poder ir un poco más desahogados. Al fin y al cabo, podríamos contratar a más gente.
¿Qué innovaciones le han hecho al negocio en los últimos tiempos?
M.A.- Hemos abierto más el abanico de ventas, hemos hecho peñas de lotería que antes no teníamos…
D.A.- Se ha hecho más tecnológico, tenemos peñas online.
¿Creéis que el sector ha estado tradicionalmente enfocado en la figura del hombre?
M.A.- Sí, todo el tiempo. A mí me conoce mucha gente y cuando viene un comercial que a lo mejor no me conoce y estoy despachando, o en la caja, me pregunta por el jefe y le digo “sí, dime”; me contesta, “quiero hablar con el jefe”;
M.A.- Sí, y porque era más revolucionaria.
D.A.- De todas formas, aunque venga de familia, nosotros adquirimos el estanco, no fue una herencia.


María Ángeles, ¿qué mujeres te han inspirado a lo largo de tu vida? A mí me han ayudado mi padre y mi marido, y ahora mi hija. Ahora tengo esos valores… caerse y levantarse son mis valores. Cuando llegué aquí y le propuse hacer cosas a la antigua propietaria me dijo “pues lo que quieras” y empecé a hacer cosas. Y te diré que manejaba sola al estanco.
Cuando la anterior titular vio que sabías resolver sola te dejó y así te has ido desarrollando…
Total. Y ahora estoy contenta porque hemos ido creciendo y estamos aquí ahora los tres. Y tenemos a Tania. Y es una tranquilidad, después de lo que pasamos, ya montarlo, que si me lo quedaba, que si no… Pues ahora piensas, lo he conseguido: estoy tranquila. Lo que tengo que hacer es trabajar, intentar subir las ventas, que no se me vaya nadie, que todo el mundo esté contento, ir avanzando y ya está.
Y tú, Desirée, ¿piensas seguir con el negocio?
Sí. Bueno, que mi madre me dure mucho más (risas). Terminé la carrera de Relaciones Laborales y Recursos Humanos y terminé mi máster. Estuve trabajando de lo mío, pero al final, esto va a quedar para mí.
¿Creen en el lenguaje inclusivo como una herramienta para fomentar la igualdad y la diversidad?
M.A.- No. Ella sí que piensa distinto que yo…
D.A.- Pienso que es uno de los principios para que esto cambie. Al final, si no es por el lenguaje, no vamos a poder cambiar. Todavía hay muchísimas connotaciones machistas en nuestro lenguaje. Complementa y ayuda a concienciar que somos iguales.
M.A.- Lo que me importan son los hechos, no que te hablen de “ellas” y “ellos”…
Si bien estas dos mujeres, madre e hija, coinciden en los sesgos machistas que viven a diario en la expendeduría, hay entre ellas una diferencia generacional que in- uye, y mucho, en cómo se perciben y enfocan los retos que tienen las mujeres para alcanzar una igualdad real, que no es otra cosa que la igualdad de derechos.