Nieta e hija de estanqueras, la jovencísima Lis Serena Valls, lidera desde hace más de seis años el estanco familiar de Mercabarna en Barcelona, del que se hizo cargo con apenas 22 años. Emprendedora como pocas y voz destacada en el sector, es un claro ejemplo de talento femenino que ha logrado modernizar su negocio y hacerlo visible en el mundo online.
Joven, alegre, simpática, además de emprendedora, talentosa y “súper tozuda”, como ella misma se define. Lis Serena Valls es todo un ejemplo a seguir a pesar de su corta edad. Todos los valores que representa le valieron hace dos años para ser nominada al Premio al Estanquero Joven que otorgaba la revista La Boutique del Fumador y del que resultó ser ganadora por decisión de la mayoría de los votos emitidos por sus propios compañeros de profesión.
Lis, me gustaría empezar por que nos cuentes algo de ti.
A veces la vida te pone las cosas y no tienes tiempo de digerirlas ni tienes tiempo de decidir por ti misma. Me encontré acabando la carrera de Publicidad y Relaciones Públicas en la universidad y mi madre, que estaba a cargo del estanco familiar, se encontraba enferma. Entonces fue decirme a mí misma, o gestionas el negocio familiar o el negocio familiar deja de ser familiar. Pues, fue acabar la carrera y meterme en el estanco. Para mí fue como una especie de reto en el que me encontré. Y entonces me dije ¡A por todas!
Al principio fue complicado porque sabía poco del sector, aunque el tabaco había estado siempre en mi vida. Mi abuelo, Joaquín Serena Llacera, fue el primer presidente de la Unión Provincial de Estanqueros. Cuando murió, fue mi abuela, Iluminada Sedo, quien se puso en el estanco y después lo llevó mi madre, Nuria.
Me encontraba súper joven, era propietaria y lideraba un equipo. No era un tema que podía hablar con mis amigos porque no encontraba a nadie que se encontrase en la misma situación que yo. Entonces fue un poco de prueba y error. Han pasado 6 años y ha cambiado la cosa. Somos dos chicas y yo misma en el estanco, y entre las tres lo llevamos a cabo.
m ¿A qué tipo de retos te has tenido que enfrentar en tu desarrollo profesional? ¿Algunos de esos retos tiene que ver con el hecho de ser mujer?
¿Retos? Sí, muchos, cada día. No solamente a nivel de la gestión económica del estanco, sino también a nivel de proveedores y de trabajadores a cargo.
Y por el hecho de ser mujer me encontré que el sector del tabaco es un tanto arcaico y muy masculino. En lo que era a nivel de mi estanco, yo estaba bien, me sentía como pez en el agua, y los retos que enfrento son los que hubiera enfrentado tanto siendo chico como siendo chica. Más de puertas afuera, al ir a representar a los estancos, cuando formaba parte de la Unión Provincial de Estanqueros, pues sí que me sentía una chica jovencita que ahí no pegaba mucho. Recuerdo que en las reuniones eran todos hombres, donde yo no levantaba ni la mano porque me daba vergüenza.
Pero soy súper tozuda: cuando me meto en algo me gusta aprender y engancharme a la gente que sabe mucho. Cuando yo empecé no sabía nada y dije yo quiero saber de esto. Me puse a estudiar de puros, me iba con Habanos a las formaciones porque yo quería entender lo que veía. Ahí yo me sentía una chica de 22 años que va a reuniones de Habanos, donde eran todos hombres y muy mayores. Tanta diferencia generacional se notaba. Y era raro. Ahora está cambiando la cosa.
Con el paso del tiempo, ¿cómo lo has ido gestionando?
Al principio no me lo tomé mal porque soy una persona que cree en hacerte crecer tú mismo, dedicarte tiempo a formarte y estimular tu mente. Mi idea era inspirarme con la gente que tenía negocios que les funcionaban bien, que eran expertos en sus campos. Entonces, si me tenían que tratar como si fuera una cría, pues a mi me daba absolutamente igual.
Luego, un estanquero que estaba en Gremi d´Estanquers de Cataluña, me convoca a integrar la Junta. Era una Junta muy joven, con muchas ganas y querían también más mujeres. Y eso también cambió mi paradigma, que fue ver la voluntad de buscar una inclusión por parte de tanta gente joven como mujeres. Es que es un sector muy masculino y de gente mayor. Y esos eran los hándicaps entre los que me encontraba: la juventud y el sexo.
m Por tu actividad gremial, ¿cómo ves el liderazgo femenino en el sector?
Falta representación femenina en el sector. En mi caso, en la Asociación de Estanquers sí que se lucha mucho por la representación de los dos géneros. Se buscan jóvenes y género. Hombres y mujeres somos diferentes, nacemos diferentes, pero lo bueno es que nos sumamos. Una junta donde hay sólo hombres no aporta lo mismo. Buscamos la experiencia de una persona mayor con la energía y las ganas de comerse el mundo de los jóvenes y luego con visiones masculinas y femeninas. En el gremio buscamos la representación de todos.
m ¿Crees que hay más hombres que mujeres que tienen vocación para la actividad asociativa?
Podría ser que sí, ya que en el gremio hay mas chicos que chicas. Quizá es porque las mujeres dedican más tiempo a la familia. Vivo con mi pareja y cuando me propusieron entrar en el gremio se lo comenté porque pensé que al sumar la actividad asociativa no podría llevar la casa también. Porque las mujeres somos como Superwomen…
Lis cree firmemente en los beneficios que para lograr una igualdad real tiene la conciliación laboral. A ello se refiere cuando nos dice:
“Me pareció súper bien lo que se ha hecho a nivel estatal en cuanto a las bajas de maternidad. Soy mujer y soy empresaria. Entonces, si tienes una trabajadora que cada tres años tiene un hijo y desaparece del trabajo un año, tal vez una gran empresa lo puede gestionar muy bien, pero en mi pequeñita empresa es un caos. Como empresaria me da lo mismo contratar un hombre o una mujer, porque tanto uno como el otro va a tener la baja compartida. Lo que tenemos que hacer es luchar por los mismos derechos y las mismas obligaciones. Y cuando decidas coger a un trabajador va a depender más de sus capacidades que de su género. Estas políticas son buenas para fomentar la igualdad”.
Cree también que el uso del lenguaje inclusivo, como una herramienta para fomentar la igualdad y la diversidad, es insuficiente:
“Que seamos conscientes de que nuestro lenguaje es más masculino que femenino es importante. Está bien saberlo. Ahora bien, que empecemos a hablar en neutro, a mí me vuelve loca. Soy mujer, quiero ser mujer y estoy orgullosísima del género que me ha tocado. Pero no creo que el hecho de hablar en neutro vaya a cambiar las cosas. Soy de familia monoparental. Yo hace años que soy feminista… y cuando tenga hijos, a los 6 años se van a hacer su cama, les enseñaré que sepan hacer una tortilla. A partir de la educación puedes hacer muchas cosas… Hay que hablar en casa, no dar por hecho que por ser mujer tú tienes que ir a buscar a tu hijo al cole. Todo parte de la educación en casa y de lo que con tu pareja habléis. Creo que poquito a poco la sociedad va evolucionando y cada vez los hombres están más en casa. En mi generación ya es así”.
SU MADRE, SU REFERENTE
¿Cuáles han sido las mujeres que te han inspirado a lo largo de tu vida? Me imagino que
Yo soy un caso que se coge con pinzas. Sólo me he criado con mi madre, no tengo figura paterna. Mi madre ha sido tanto la que llevaba el dinero a casa como la que criaba a su hija. Mi madre es una superwoman y mi fuente de inspiración. Por eso creo que se puede ser madre diez y empresaria diez. En el trabajo ves que la mujer es la que más tira. Yo tuve una trabajadora que cuando se ponía mal el hijo, la que se iba a buscarlo era ella, la madre, y no el padre. Por eso la conciliación es importante. Quizá a veces la mujer se olvida un poco de ella misma cuando hay hijos.
También a mí siempre me ha gustado Audry Herpburn, pero más por cómo era ella en todas las películas, que soy muy fan, pero no tengo otro modelo femenino a seguir que no sea mi madre.