La subsecretaría de Hacienda, en su memoria de objetivos para 2020, establece aquellas áreas en las que se van a acometer mejoras o cambios. Una de las señaladas desde el organismo es la Ley 13/1998,de 4 de mayo, de Ordenación del Mercado de Tabacos y Normativa Tributaria, norma que rige toda la actividad del sector del tabaco en nuestro país. Analizamos a fondo las iniciativas del Gobierno y posibles consecuencias que afectarán de manera directa a las expendedurías de tabaco así como a las sanciones, al número de puntos de venta y a las responsabilidades del Comisionado.
El primero de estos objetivos de Hacienda centra su foco en la Ley 13/1998,de 4 de mayo, de Ordenación del Mercado de Tabacos y Normativa Tributaria, norma que para el órgano público, ha de actualizarse. Dentro de todos los epígrafes de la ley, los que prioriza Hacienda para su revisión son los relativos en materia sancionadora, sobre los derechos y obligaciones de los puntos de venta, la apertura y, por último, el ámbito competencial del Comisionado para el Mercado de Tabacos.
Revisión de las sanciones
Todo apunta a que se hará una revisión de las sanciones conforme al IPC puesto que, desde hace casi más de 20 años, éstas no han variado su cuantía. Desde Hacienda no consideran, al parecer, el hecho notable de que la facturación de los estancos y la venta de tabaco cada vez sea menor. Esta decisión tiene un arraigo en el cortoplacismo y no aboga por la sostenibilidad de la red de ventas, estructura que es capaz de recaudar cada año más de 9.000 millones de euros.
Asimismo, otro epígrafe que verá endurecidas sus sanciones es el de la trazabilidad de los productos del tabaco. Tras la implantación de este sistema autenticador, Hacienda cree que el periodo de gracia ya no es necesario y las sanciones son el elemento que garantiza el buen hacer de los estancos para con la norma. Una vez más, no se tiene en cuenta al punto de venta. Desde el órgano deberían tener en consideración factores tan básicos como el relevo generacional que está experimentando el sector y la entrada al mercado de nuevos propietarios de estancos.
¿Y de qué sirve meter tanta presión al punto de venta?
Uno de los motivos para presionar al estanco puede estar en el aumento de la recaudación a través de las sanciones o, y esto son meras conjeturas, crear un ambiente que fuerce al sector a tomar el camino de la liberalización. De ser así, el Estado contaría con muchos más de casi 14.000 puntos de venta donde recaudar impuestos a través de los productos del tabaco. Independientemente del motivo, presionar más a la red de ventas no es el mejor modo de garantizar la sostenibilidad del sector.