La llegada al mercado español de la primera de las plataformas de Philip Morris, englobadas dentro de la categoría “productos de potencial riesgo reducido”, me ha animado a probar este producto y analizar las diferencias con respecto al cigarrillo tradicional.
Desde Philip Morris la apuesta por los productos con potencial de riesgo reducido es total: su objetivo es que todos los fumadores que no quieren dejar de fumar pasen a ser consumidores de estas alternativas. La primera parada a la hora de convertirnos en usuarios de IQOS está en el estanco, ya que es en primera instancia, el lugar donde podremos comprar este producto y obtener la información necesaria para utilizarlo. En este punto el estanquero juega un papel crucial, debido en gran medida, a que se convierte en la persona clave a la hora de mostrarnos el funcionamiento del dispositivo, sus propiedades y, además, ayudarnos a la hora de gestionar las incidencias que se puedan ocasionar.
Pero este dispositivo no sólo se puede adquirir en los estancos, también contamos con la fuerza de ventas de la marca con quienes se puede concertar una cita a través de www.iqos.es, mediante el número de atención al cliente , o en una selección de establecimientos de El Corte Inglés. Estos últimos disponen de un córner de producto cercano al estanco. Antes de comprar el dispositivo, la fuerza de ventas de la marca, o el estanquero en su caso, nos realizarán una presentación del producto que dura entre 20 y 30 minutos. Durante esta formación el usuario tendrá la oportunidad de conocer las particularidades del producto y de familiarizarse con su funcionamiento.
Tras recibir esta formación, comencé mi prueba de 15 días (periodo en el que se recomienda un uso exclusivo de IQOS) y me dirigí al estanco más cercano para adquirir una cajetilla de HEETS, que son los consumibles de tabaco que calienta el dispositivo IQOS. Ya en el establecimiento, charlé con el estanquero y aseguró que “la gente suele llevarse cartones” y desde que salió a la venta “los HEETS se venden mucho más que otras marcas de cigarrillos convencionales”.
Primera toma de contacto
Philip Morris ha sabido crear un nuevo paradigma, ya que en primer lugar los fumadores convencionales, pasamos a ser usuarios de un producto tecnológico que nada tiene que ver con un rudimental cigarrillo y un mechero. Hablamos de un producto sofisticado que genera vapor y que es capaz de recrear la experiencia de un cigarrillo convencional, así como su sabor.
Proceso de adaptación
En primer lugar debemos pensar en que fumar un cigarrillo y utilizar IQOS tiene varias diferencias en cuanto al uso. La primera de ellas es que el dispositivo requiere de un proceso de preparación más largo y se suprimen gestos como el sostener el cigarrillo con la boca. Por otro lado, disponer de un tiempo limitado antes de que el dispositivo se apague y no ver cómo se consume, me produjo una sensación de premura e incertidumbre en muchos casos. De hecho me hizo consumir las unidades de tabaco para calentar de manera rápida durante los primeros días por miedo a que se apagara. Los tiempos también son importantes a la hora de realizar la conversión.
Durante los 15 días que ha durado la prueba, la primera semana fue de adaptación, ya que descubrimos un dispositivo totalmente nuevo y empezamos a entender su dinámica. En cambio, los siete días siguientes fueron de uso y normalización. Es aconsejable no realizar un consumo dual con cigarrillos convencionales, para poder disfrutar de una experiencia completa con IQOS.
Test IQOS: Funcionamiento
Para consumirlo, es tan fácil como introducir la unidad de tabaco para calentar en el dispositivo hasta la marca de color plateado. Una vez dentro, mantenemos presionado el botón durante unos instantes y esperamos 20 segundos para que se caliente la unidad de tabaco. Tras ello disponemos de 12-14 caladas o seis minutos aproximadamente para disfrutar de la experiencia. Al acabar, separamos el cabezal y retiramos la unidad de tabaco, alineamos el botón de encendido del dispositivo con el de apertura del cargador y lo deslizamos hacia el interior para cargarlo y poder utilizarlo de nuevo.
Mantenimiento
Cabe destacar que el mantenimiento del dispositivo es muy sencillo, y que gracias a él, podremos sacar el máximo partido de la experiencia. Lo recomendable es que se limpie tras haber consumido 20 unidades de tabaco para calentar con los accesorios que se facilitan en el interior de la caja. Para realizar una limpieza a fondo, también podemos usar los bastoncillos que vienen en el kit. Es muy importante limpiarlo exclusivamente con las herramientas facilitadas por Philip Morris y hacerlo cuando el dispositivo esté apagado.
Asimismo, el propio IQOS tiene una función de pirólisis que se activa automáticamente cada 20 usos, o manualmente pulsando el botón que hay encima del indicador de on/off. En caso de incidencia con el dispositivo, el usuario puede llamar al número gratuito habilitado para el consumidor o puede recurrir al estanquero.
Test IQOS: Conclusiones
A favor:
– Al no haber combustión, no hay humo, no hay ceniza y se reduce el olor.
– La experiencia es similar a la de un cigarrillo convencional.
– Las unidades de tabaco para calentar tienen menor precio que una cajetilla de Marlboro.
– El tiempo de carga entre consumos hacen que se suprima el hábito compulsivo.
– La batería tiene una autonomía para recargar 20 veces el dispositivo, lo que equivale al consumo de una cajetilla de HEETS.
– El nivel de satisfacción es similar al de un cigarrillo.
– Tiene un sabor agradable.
En contra:
– Las unidades de tabaco se pueden adquirir en una red de estancos todavía en fase de expansión. Es por ello que a la hora de adquirirlos debemos ser previsores y proveernos con cierta cantidad para no quedarnos sin ellos y volver a fumar un cigarrillo convencional.
– Supone un extra dentro de nuestro equipamiento diario habitual.
– El hecho de esperar cinco minutos para volver a consumir la unidad de tabaco puede generar ciertas prisas para el consumidor.
– El usuario debe concienciarse para realizar la conversión debido a las diferencias entre este producto y el cigarrillo convencional.
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